¡Hola! Siento que ha pasado mucho más que dos meses desde que hice el parón del verano. Voy a tratar de no enrollarme demasiado, porque, tal y como adelanté a finales de junio, he conseguido mi propósito y os traigo una sorpresa, que tiene pinta de alargarse.Hace tres años que comencé esta newsletter y solo tenÃa siete seguidores. Hoy en dÃa vamos por la carta número 50 y ya somos más de 70 personas. Me da un poco de vértigo, nunca sé realmente por qué hago esto, pero una vez en una entrevista de trabajo dije que aunque no me dedicase al periodismo, encontrarÃa siempre una manera de escribir. Asà que aquà estamos, me dedico al sector y sigo explorando espacios donde exponer todos mis pensamientos diarios.A lo largo de este tiempo cada vez más gente que conocÃa ha comenzado a leerme, y hubo un momento en el que me llegó a dar vergüenza. Cuando escribes, de algún modo expones tus sentimientos más profundos ante cualquier persona, en muchas ocasiones no sabes quién está detrás de la pantalla, y eso da mucho miedo. Porque al final no es como una conversación, solo yo me abro ante vosotros, pero no tengo demasiados detalles sobre vosotros. Asà que cuando alguien cercano te habla de tu proyecto, irremediablemente sientes como se te encoge el corazón. Esa persona ya sabe más de ti, que tú de ella. Es algo similar a cuando escuchas tu voz en una grabación y no te reconoces. ¿Cómo hacer frente a ese miedo a la exposición cuando escribir es algo tan vocacional que sà o sà necesitas hacerlo? En esta carta he querido preguntar a tres de mis escritoras de newsletters favoritas para que me ayuden a encontrar una respuesta a esta inquietud. Disfrutad, son todas maravillosas. (Y para que las recomendaciones no se extiendan demasiado, trataré de poner las secciones lo más cortas posibles)
😚 Metanewsletter: Escribir puede dar vergüenza
😚 Metanewsletter: Escribir puede dar…
😚 Metanewsletter: Escribir puede dar vergüenza
¡Hola! Siento que ha pasado mucho más que dos meses desde que hice el parón del verano. Voy a tratar de no enrollarme demasiado, porque, tal y como adelanté a finales de junio, he conseguido mi propósito y os traigo una sorpresa, que tiene pinta de alargarse.Hace tres años que comencé esta newsletter y solo tenÃa siete seguidores. Hoy en dÃa vamos por la carta número 50 y ya somos más de 70 personas. Me da un poco de vértigo, nunca sé realmente por qué hago esto, pero una vez en una entrevista de trabajo dije que aunque no me dedicase al periodismo, encontrarÃa siempre una manera de escribir. Asà que aquà estamos, me dedico al sector y sigo explorando espacios donde exponer todos mis pensamientos diarios.A lo largo de este tiempo cada vez más gente que conocÃa ha comenzado a leerme, y hubo un momento en el que me llegó a dar vergüenza. Cuando escribes, de algún modo expones tus sentimientos más profundos ante cualquier persona, en muchas ocasiones no sabes quién está detrás de la pantalla, y eso da mucho miedo. Porque al final no es como una conversación, solo yo me abro ante vosotros, pero no tengo demasiados detalles sobre vosotros. Asà que cuando alguien cercano te habla de tu proyecto, irremediablemente sientes como se te encoge el corazón. Esa persona ya sabe más de ti, que tú de ella. Es algo similar a cuando escuchas tu voz en una grabación y no te reconoces. ¿Cómo hacer frente a ese miedo a la exposición cuando escribir es algo tan vocacional que sà o sà necesitas hacerlo? En esta carta he querido preguntar a tres de mis escritoras de newsletters favoritas para que me ayuden a encontrar una respuesta a esta inquietud. Disfrutad, son todas maravillosas. (Y para que las recomendaciones no se extiendan demasiado, trataré de poner las secciones lo más cortas posibles)