🚪 Mi vida en cuatro paredes
Llevo 26 años creando un hogar en una habitación de 20 m², metiendo toda mi vida en cuatro paredes, y ahora he tenido que trasladarlo todo a otro sitio que aún no siento como propio.
Ha pasado, amigos. Me he mudado. Ni en las condiciones que yo quería ni en el lugar que me gustaría, pero aquí estamos. Os lo adelanté en la newsletter de noviembre y finalmente ha ocurrido. Tengo que decir que en los últimos cuatro años siempre me imaginé cómo os iría contando este paso tan decisivo y vital en mi vida, pero ninguna se parecía a esta. Pensé que me pasaría meses quejándome del mercado inmobiliario y lanzando frases lapidarias como “hay una generación aprovechándose de otra a la que le da igual que estemos con el agua al cuello mientras ellos tengan un extra para su pensión con un piso (de mierda) que les costó cuatro duros”. Pero no ha sido así.
Mi proceso ha sido fácil (en el terreno de búsqueda) aunque no menos traumático, por cuestiones que no vienen al caso; y he llorado lo que no está escrito, pero ahora tengo una casa enorme con más habitaciones de las que necesito y en la que he descubierto un nuevo miedo. Seguro que no soy la primera que lo dice o a la que oís (leéis) decirlo, pero llevo 26 años creando un hogar en una habitación, metiendo toda mi vida en cuatro paredes y ahora he tenido que trasladarlo todo a otro sitio que aún no siento como propio. ¿Y lo peor? Que mi antiguo hogar ya no se siente tan mío porque no tiene nada de lo que he construido en todos estos años, desde que nací. Me he apegado tanto a esa habitación que primero fue amarilla y luego rosa chicle barbie, que ni cuando mis padres me propusieron cambiarme a otra más grande antes de que naciera mi hermana quise hacerlo. Pasar desde que eres un bebé hasta una adulta en un mismo lugar hace que irremediablemente lo sientas parte de tu identidad.
En mi habitación tenía todo medido al milímetro para que esos 20 m² tuvieran todo lo que necesitaba en mi día a día. Llevaba muchos años perfeccionando mi técnica de acumular cientos de cosas en un espacio pequeño y de convertirlo en mi refugio. Cada objeto tenía un lugar y cada espacio, un propósito. Desde las cajas donde amontonaba mis recuerdos de la infancia o las cartitas de amor del instituto, hasta los tres calendarios diferentes que decidí poner en las distintas paredes para no perder nunca ni una fecha, cita o cumpleaños. Trasladar todo eso a una nueva casa podría haceros pensar que es un alivio para distribuir mejor las cosas, pero lo cierto es que me resulta abrumador, porque ahora tengo que encontrar el orden y lugar donde ubicar todo para sentirme cómoda, después de llevar años y años construyéndolo según iba creciendo.
La primera semana ha sido complicada, me he sentido muy sola. Acostumbrada a llegar a casa, hablar y contar mi día a otras personas, llego a un lugar frío, sin luz, sin vida y en el que estoy sola con mis pensamientos, en el que no vuelvo pronunciar palabra hasta la mañana siguiente, cuando voy a trabajar. Los pódcast se han convertido en mi mejor aliado estos días, porque es una forma de que te arropen cuando entras por la puerta. Así que os daré alguna que otra recomendación en ese aspecto. La segunda semana estoy mejor, poco a poco lo siento más propio y voy encontrando lugares donde sentirme más en casa, pero supongo, que como todos estos años construyendo mi habitación, todo requiere tiempo, paciencia y dedicación.
VER 🎥
Empecé el año buscando una serie que se convirtiera en mi buque insignia de los próximos 12 meses. Una de esas ‘sitcoms’ que te cambian la vida y que te hacen coger cariño a sus personajes, pero no esperé que me durase tan poco ni que adorase a esas chicas tan pronto. Ojalá fuese más larga, son tan solo tres temporadas y con capítulos de 20-25 minutos. Me encanta el concepto de mezclar la vida de cinco adolescentes con hechos históricos tan importantes como el conflicto en Irlanda del Norte en los 90. Además, el final es tan potente y yo estaba en una semana tan complicada que me pegó bien fuerte. Porque ellas cumplían 18 años, entraban en una nueva etapa y dejaban de ser esas niñas pequeñas bajo el ala de sus padres, y yo, pues también a mi propio modo.
Me siento bien, es emocionante. Y quizás también de un poco de miedo. Hay una parte de mi que desea que todo simplemente se quede igual. Que todos pudiéramos seguir así para siempre. Hay una parte de mi que no quiere crecer. No sé si estoy lista para eso. No sé si estoy lista para el mundo. Pero las cosas no pueden seguir igual, y no deberían. No importa cuánto nos asuste, hemos de avanzar y tenemos que crecer, porque las cosas quizás cambien a mejor.
-Erin Quinn (3x7)
Son tan raras y especiales a su manera, no creo que como en otros casos pueda identificarme con ninguna, pero me ha encantado ver sus aventuras, cagadas y preocupaciones. Las típicas de quien vive su adolescencia mientras en el mundo siguen pasando muchas cosas de mayor magnitud que les afectan y afectarán. Disponible en Netflix.
ESCUCHAR 🎧
Como os decía al principio, los pódcast me han acompañado en estas semanas en las que me sentía más sola al llegar a casa. Si bien ya os conté que en el gimnasio me gusta ponerme a Mario y Dane de ‘¿Quieres ser mi amigo?’, para estos casos necesitaba algo tan hogareño, y eso ha venido de la mano de Albanta San Román, que ha lanzado un nuevo proyecto sonoro junto a su padre y que en muchos casos me recuerda a conversaciones que he tenido con mi propio padre. Me da un poco de nostalgia, aunque solo lleve fuera de casa dos semanas, pero me acompaña muchísimo.
En el plano musical enero suele dárseme un poco mal, como que todavía no he entrado en los bucles de escuchar música y me cuesta encontrar nuevos temas que me gusten (bienvenidas son las recomendaciones), así que espero que no os resulte demasiado breve la playlist de este mes.
LEER 📖
Hablando del mercado inmobiliario, especialmente cuando ha sido tendencia en redes en esta última semana después del informe del Consejo de la Juventud, donde se señala que los jóvenes necesitan usar más el 100% de sus ingresos para poder pagar un alquiler en solitario en seis comunidades autónomas españolas, no he podido evitar traer un tema relacionado. Me gustó muchísimo esta crónica de mi compañera periodista Clara Nuño en El Periódico de España, donde relata cómo es intentar alquiler cualquier lugar en Madrid. Es tan desesperante ver como ponen un precio por las nubes a cualquier zulo. Como te hacen sonreír y guardarte todo lo que les dirías para intentar conseguir un piso que se acabará convirtiendo en una ruina.
DESCUBRIR 📲
Hace un año, en la newsletter de febrero, os comenté algunos de los creadores de contenido de cocina que más me gustan, y en este último mes he visto muchos vídeos de otro. Diego es absolutamente increíble, hace vídeos tan claros, concisos y entretenidos, su comida es siempre una fusión de sabores y me ha ayudado mucho a comprar utensilios de cocina para mi nueva vida con sus vídeos de básicos en YouTube. Además, escribe en El Comidista y hace poco lanzó un ranking comparando 25 fideos asiáticos instantáneos, ordenados de peor a mejor.
Deseo con todas mis ganas que enero haya sido el comienzo de algo grande para vosotros. Yo seguiré adaptando mi casa para convertirla en un hogar. Nos seguimos leyendo por aquí y por supuesto, en mis redes sociales.
(1) Derry Girls (Apple TV+)
Gracias por leer ‘Descubrimientos del mes’. Si te ha gustado, no dudes en suscribirte para que esta carta con recomendaciones culturales llegue a tu buzón el último domingo de cada mes.