🔋 Batería social baja, busca la soledad cuanto antes
descubrimientosdelmes.substack.com
No descubrí que era introvertida hasta bien entrada la veintena. Un día me encontré con este vídeo que explicaba la diferencia entre la timidez y la introversión y me vi completamente identificada. Hasta el momento, como dice el youtuber, simplemente pensé que era rara por cansarme de estar con gente todo el día. Haber entendido esa parte de mí ha sido una diferencia notable, ahora ya he aprendido qué hacer cuando se me acaba la batería social. Este concepto no lo había escuchado hasta hace poco, cuando una chica en Twitter comentó que su amigo solía irse de las reuniones alegando que se le había acabado la batería social. Desde entonces, he decidido adoptarlo como lema, aunque aún me resulta difícil decirlo fuera de mi círculo íntimo de amigos.Una de las últimas veces donde me encontré así fue en una comida familiar. Antes de entrar en el tema principal tengo que explicar que en mi familia los cumpleaños y reuniones se extienden a lo largo de todo el día, empiezan para la hora de comer y hasta la noche no volvemos a casa. Pasar más de ocho horas con tanta gente sin un momento de soledad me abruma y agota a partes iguales, así que muchas veces me escapo al baño u otra habitación solo para intentar recargarme. Además, después de este tipo de eventos siento una especie de resaca social y necesito que el día siguiente sea lo más tranquilo y solitario posible. De hecho, cuando quedo más de dos veces durante el fin de semana siento que no he descansado. Por eso he declarado los domingos como mi día sagrado. Ni salgo ni me pongo tareas, simplemente trato de ganar tiempo al tiempo, como mencionaba en la anterior newsletter. Es un momento que dedico en exclusiva para mí y mi disfrute personal.Este mes he ido a visitar a mi hermana a Jaén, que es donde estudia ahora, y en cierto momento tuve que hacer turismo en solitario. Entre las dos visitas que tenía programadas ese día había una hora vacía. Quizás, si hubiese estado con más personas, habríamos ido a tomar un café durante la espera, pero yo opté por callejear por la ciudad mientras escuchaba música. Al final llegué a una pequeña placita con su iglesia, su fuente, varios árboles y fachadas preciosas. Un oasis la mar de agradable. A veces, cuando estamos en estas situaciones, tendemos a usar el móvil para sentirnos menos solos, pero en ese momento me obligué a no hacerlo. Simplemente, me quedé pensando y observando a mi alrededor, relajada por los rayos de sol que me calentaban durante esa mañana otoñal. El tiempo se me pasó volando y ahora el recuerdo se ha convertido en uno de mis favoritos del viaje. Es similar a cuando voy al cine sola o cuando paseo por un museo con mi playlist especial de ver arte, es como tener una cita donde la protagonista soy yo.⚠️ Si lees hasta el final esta newsletter hay un secreto esperándote.
🔋 Batería social baja, busca la soledad cuanto antes
🔋 Batería social baja, busca la soledad…
🔋 Batería social baja, busca la soledad cuanto antes
No descubrí que era introvertida hasta bien entrada la veintena. Un día me encontré con este vídeo que explicaba la diferencia entre la timidez y la introversión y me vi completamente identificada. Hasta el momento, como dice el youtuber, simplemente pensé que era rara por cansarme de estar con gente todo el día. Haber entendido esa parte de mí ha sido una diferencia notable, ahora ya he aprendido qué hacer cuando se me acaba la batería social. Este concepto no lo había escuchado hasta hace poco, cuando una chica en Twitter comentó que su amigo solía irse de las reuniones alegando que se le había acabado la batería social. Desde entonces, he decidido adoptarlo como lema, aunque aún me resulta difícil decirlo fuera de mi círculo íntimo de amigos.Una de las últimas veces donde me encontré así fue en una comida familiar. Antes de entrar en el tema principal tengo que explicar que en mi familia los cumpleaños y reuniones se extienden a lo largo de todo el día, empiezan para la hora de comer y hasta la noche no volvemos a casa. Pasar más de ocho horas con tanta gente sin un momento de soledad me abruma y agota a partes iguales, así que muchas veces me escapo al baño u otra habitación solo para intentar recargarme. Además, después de este tipo de eventos siento una especie de resaca social y necesito que el día siguiente sea lo más tranquilo y solitario posible. De hecho, cuando quedo más de dos veces durante el fin de semana siento que no he descansado. Por eso he declarado los domingos como mi día sagrado. Ni salgo ni me pongo tareas, simplemente trato de ganar tiempo al tiempo, como mencionaba en la anterior newsletter. Es un momento que dedico en exclusiva para mí y mi disfrute personal.Este mes he ido a visitar a mi hermana a Jaén, que es donde estudia ahora, y en cierto momento tuve que hacer turismo en solitario. Entre las dos visitas que tenía programadas ese día había una hora vacía. Quizás, si hubiese estado con más personas, habríamos ido a tomar un café durante la espera, pero yo opté por callejear por la ciudad mientras escuchaba música. Al final llegué a una pequeña placita con su iglesia, su fuente, varios árboles y fachadas preciosas. Un oasis la mar de agradable. A veces, cuando estamos en estas situaciones, tendemos a usar el móvil para sentirnos menos solos, pero en ese momento me obligué a no hacerlo. Simplemente, me quedé pensando y observando a mi alrededor, relajada por los rayos de sol que me calentaban durante esa mañana otoñal. El tiempo se me pasó volando y ahora el recuerdo se ha convertido en uno de mis favoritos del viaje. Es similar a cuando voy al cine sola o cuando paseo por un museo con mi playlist especial de ver arte, es como tener una cita donde la protagonista soy yo.⚠️ Si lees hasta el final esta newsletter hay un secreto esperándote.