⏳ Por los nuevos comienzos
Ahora que debo afrontar cambios, me asusta tener que crear nuevas costumbres, pero es de esos miedos que vienen con un montón de mariposas en la tripa que indican ilusión.
Desde que bajo del tren y hasta que llego a la oficina no miro el reloj. Al doblar la esquina a veces me encuentro a una madre y una hija con un perro salchicha, entonces soy consciente de que no voy tarde. Y si al cruzar el paso de cebra veo que la chica alta con rizos ya está demasiado cerca, sé que son poco más de las 8:00 de la mañana. Si algo me gusta de las rutinas, son las dinámicas diarias que se generan sin que apenas te des cuenta. Es fascinante como esos pequeños detalles imperceptibles hacen que tu día fluya. Esas caras familiares que te encuentras en los trayectos te hacen sentir un poquito más segura, más en casa.
Las rutinas son difíciles de modificar cuando están asentadas y ya lo mencioné en esta otra newsletter, pero en los últimos dos o tres años he tenido que acostumbrarme muchas veces a los cambios. Parte de mi obsesión por dinamizar cada una de mis tareas y encontrar la forma más eficiente de hacer mi trabajo es por eso. Ahora que debo afrontar cambios, me asusta tener que crear nuevas costumbres, pero es de esos miedos que vienen con un montón de mariposas en la tripa que indican ilusión.
Nunca es fácil decir adiós y menos después de lograr conexiones tan importantes, pero si en tantas ocasiones he creado rutinas diferentes en estos años, esta vez no será menos. Al final es como esas comfort movies que me pongo cada año porque me hacen sentir bien; podré verlas 300 veces y tener la sensación cada vez de estar como en casa, sin embargo, siempre es bueno salir de la burbuja y descubrir otras que poder añadir a esa lista.
VER 🎬
Por primera vez este año estoy apuntando todas las series que veo y en el último mes esta italiana, basada en una historia real, me ha encantado. Cuando se la he recomendado a otras personas, digo que es como una mezcla de Los Bridgerton y Sherlock Holmes. Está en Netflix, que últimamente no tiene producciones muy acertadas y cuesta encontrar algo que enganche. Y por supuesto, no lo voy a negar, me estoy tragando en un fin de semana toda la segunda temporada de Georgina porque me parece un experimento sociológico digno de estudio. Es fascinante.
ESCUCHAR 🎧
Siguiendo con el modo italiano, este mes me ha encantado una canción en concreto que me da muy buenas vibraciones. Perfecta para superar los cambios. Como siempre, en la lista tenéis muchas más, y bastantes italianas, no sé que me ha dado, me persiguen.
Además, esta vez quiero añadir un episodio del programa ‘A vivir que son dos días’ sobre una investigación realizada en 1993 por el antropólogo Robin Dunbar, que teorizó acerca de que los humanos no podían tener más de unas 150 relaciones significativas al mismo tiempo en un mismo momento de la vida. Esto se conoce como el número de Dunbar y me parece realmente fascinante.
Señalan de hecho que los humanos jerarquizamos las relaciones en diferentes capas, de manera que los círculos más cercanos son obviamente los amigos y familiares y poco a poco, a medida que nos alejamos, encontramos esos ‘lazos débiles’ que mencionábamos al principio. Los anillos más externos son aquellos con los que perdemos relación más a menudo, mientras que en los cercanos la pérdida suele suponer un drama.
Asimismo, los huecos que surgen cuando perdemos dichas relaciones se van rellenando con otras personas y así hasta el infinito. A lo largo del reportaje sonoro hablan con distintas parejas y me encantó escuchar sus historias de amor personales, puesto que muchos se dieron una segunda oportunidad después de abandonar ese conjunto de círculos sociales.
LEER 📚
Sobre rutinas y costumbres habla Beatriz Serrano, que hace unas semanas publicó en El País una historia sobre cómo esas caras familiares de desconocidos que nos encontramos a diario hacen que nuestro día a día sea mejor. Los denominados como ‘lazos débiles’ son ese “círculo externo de conocidos a los que se ve con menos frecuencia o de manera fugaz”. Beatriz decía en Twitter que curiosamente al poco de mudarse ya se sentía como en casa en su nuevo barrio y como persona introvertida, entiendo perfectamente esa sensación tan reconfortante.
Me gusta especialmente el estudio de la psicóloga Gillian Sandstrom que menciona en el artículo: “Se percató de que había mucha más gente alrededor con la que no tenía una relación profunda, pero cuyas breves interacciones cotidianas le ayudaban a diario”. Hizo un experimento con varios grupos sobre este tipo de situaciones cotidianas y concluyeron “que las personas que tenían más interacciones con lazos débiles tendían a ser un poco más felices y que quienes aumentaban el número de interacciones, tendían a estar de mejor humor”. ¿Nos os parece fascinante?
DISFRUTAR 📲
Voy a ser breve, me encantan las historias en formato audio que hace Jimena Marcos en su Instagram. Me parecen pura fantasía. En este caso habla sobre el miedo y la vulnerabilidad que sentimos las mujeres al coger taxis, Uber, Bolt o cualquier otro tipo de vehículo privado. Y si os gusta, escuchad el resto que ha ido publicando en estos años.
Y con esto concluye marzo, amigos. Se vienen muchos cambios personales y espero poder encontrar esas rutinas que me hacen sentir más en casa. ¿Os encontráis caras familiares de desconocidos en vuestro día a día? Contadme más en comentarios o dejarme un like.
Espero que tengáis el mejor inicio de mes
(1) La Ley de Lidia Poët (Netflix)
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